Por Valeria
Se acercaron Omar y Alejandro.
-Mucho brindis por acá ¿Por qué brindaron?
Pregunta Omar.
-Por nosotras.
Contesta Susana, guiñandole un ojo.
Nos reímos cómplices.
Yo no miro a Alejandro.
Trato de ignorarlo.
Se sentaron los dos en nuestra mesa.
Susana y Mariana con discreción, nos dejaron solos.
-Vale, mañana por la noche cenamos en la casa de mi padre y el martes viajamos a Italia.
-¡Vale!
Dice Emi.
Los chicos la miran a ella.
Yo sonrío.
-Ya lo sé, no me olvido.
-Sos una genio, de todos modos no sé cómo será la calidad en este momento.
Nos miran sin saber de qué estamos hablando.
-Supongo que debe seguir igual, compro todo lo que encuentre de esa marca.
-¡Sí!
-¿De qué marca?
Nombró una marca italiana de maquillaje.
Ellos, en la línea de perfumería, no la importan.
-No es nuestra.
Dice Alejandro y me doy cuenta que no le gustó nada que quiera comprar artículos de otra marca.
-No, no la trabajan.
Digo yo.
-Entonces usen alguna de todas las marcas que tenemos.
-Me encanta esa