Capítulo 28.
Marcus empezó a tirar todo lo que se encontraba a su alrededor, sabía que los titulares de los periódicos y de los principales medios de comunicación llegarían hasta su padre, y aquella falta le costaría muy caro ya que la sucesión estaba en juego. Con este problema estaba acumulando otra falta imperdonable, pues la gente de su reino valoraba la moral y las buenas costumbres, por lo qué la conducta del príncipe tenía que ser intachable y sentar cabeza buscando una buena esposa que pudiese acompañarlo rumbo a la corona.
– Su alteza, tiene una llamada de su majestad el rey – le informan.
El príncipe palideció, sabía perfectamente que la noticia ya se había regado como pólvora y lo que le esperaba sería terrible.
–Maldita sea – masculló.
Tomó el teléfono con manos temblorosas y por fin se decidió a contestar.
– Padre – dijo con voz débil.
– Eres una decepción para nuestra dinastía, Marcus, ¿así es como haces negocios?, ¿acostándote con cuanta meretriz se te cruza en el camin