Victoria se derrumbó por primera vez delante de Santiago, comenzó a llorar, no podía creer que se había dejado engañar de esa manera y había matado a su propio padre, a pesar de todo el resentimiento que sentía hacia él, ella nunca hubiera hecho algo como eso.
Santiago la abrazó y ella sintió consuelo al apoyarse en su torso, ese pecho que la hacía sentir en calma y protegida, Santiago tenía ese don, la hacía sentirse protegida, a pesar de todo, aun cuando ella siguiera pensando que él si era un delincuente.
—Tranquila mi amor, no te preocupes, ya verás que el abogado va a impedir que vayas a prisión, no vamos a permitir que esa arpía se salga con la suya.
—Gracias por confiar en mí, y perdóname porque yo he pensado siempre lo peor de ti.
—Mi amor, perdóname por favor, déjame demostrarte cuant