Él había venido hoy con el señor Herrera.
Por Esperanza, le había pedido específicamente al señor Herrera que le esperara media hora, para poder resolver este asunto antes de ir a firmar el contrato.
Pero Esperanza solo estaba sentada ahí, sin decir una palabra.
¿No había dicho que quería gastar dinero en una casa? ¿Por qué no sacaba el tema?
Tacio introdujo el popote en el café y se lo pasó a Esperanza.
—Esperanza, ¿no dijiste que hoy querías que te acompañara a ver casas? Cuando venía, vi que la inmobiliaria del edificio de al lado todavía estaba abierta. ¿Y si vamos ahora?
[¡Qué bien calculado lo tiene! ¿Comprar casa? ¿Para que tú y tu amorcito la elijan?]
[¡Mantenido de porquería! ¿Las hermanas que están allá podrían golpearlo un poco? Para desahogarme, o me va a dar un tumor.]
[¡Hombre asqueroso sin vergüenza!]
Los comentarios destrozaban a Tacio.
Bianca y Ana se mantuvieron en silencio, esperando que Esperanza pusiera las cartas sobre la mesa por sí misma.
Después de un rato, Esp