Flavio casi sufrió un orgasmo ante la información que Ariza le había proporcionado; mas no era tonto, sabía que atacar ahora despertaría sospechas en su enemigo. Con la ubicación se daría a la tarea de planificar su golpe, debía ser perfecto y definitivo. Dejarse llevar solo le haría fracasar y por mucho que lo deseara no se dejaría llevar por sus emociones o deseos de venganza por el momento.
Ariza gimió cuando Flavio tomó sus labios en un feroz beso antes de liberarla momentáneamente, así era su relación, así fue siempre, feroz y fugaz.
—¿Qué harás con la información que te he dado? —Ariza preguntó mordiéndose el labio. Sentir los labios de Flavio le encendía en demasía, su obsesión siempre fue Santino; pero Flavio era su mejor amante, dudaba mucho q