Rebeca seguía creyendo que a Lautaro le gustaba Walter. Comprendía que pudiera enamorarse y no lo juzgaba por eso. Un empresario famoso, rico y endemoniadamente guapo no se conseguía en ningún sitio.
-Yo haré que cambies tus gustos empleaducho de cuarta- Se dijo a si misma y procedió a buscar algo que alejara a Lautaro de su hombre
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Dos días habían pasado desde que Rebeca visitó a Lautaro, o mejor dicho, irrumpió en su vivienda. Ella ya había encontrado al candidato perfecto para enamorar al secretario. Tenía que conseguir que él se alejara y así podría entrar a la oficina libremente para continuar ejecutando su plan.
El día lunes Lautaro llegó a la empresa como cada día. Estaba alistando todo para la llegada del CEO. Había encendido la computadora y había dado un rápido repaso a todo el itinerario del día. Todo estaba en orden.
-Busco a Lautaro- Un repartidor llegó a la empresa con un ramo de flores y se dirigió a la recepcionista
-El único Lautaro aquí es el secretario de presid