Los ojos de Ava se abrieron lentamente. Le costó un poco recuperar la consciencia debido al fuerte dolor de cabeza causado por el golpe; no recordaba mucho, solo que algo terriblemente pesado la golpeó en la cabeza. Cuando finalmente se le aclararon los ojos, se dio cuenta de que estaba atada a una silla, en una habitación oscura, tenuemente iluminada por una pequeña bombilla blanca. Intentó zafarse de las ataduras, pero quienquiera que le hubiera atado los nudos iba en serio, ya que le era imposible liberarse.
Al ver que no podía salir de la situación, intentó pedir ayuda.
¡Hola! ¿Alguien me oye? ¡¡¡Hola!!!!!! Gritó con todas sus fuerzas.
El ruido sordo de pasos que empezó a oír sobre ella le hizo darse cuenta de que estaba en un sótano, pero ¿el sótano de quién? ¿Quién le había hecho esto? La puerta del sótano crujió y dejó entrar la respuesta a la pregunta que se hacía en su mente cuando Nicole entró: claro, ella fue quien la golpeó en la cabeza, fue la última persona que vio antes