¡Claro que sí que estaba listo! ¡Quién no sería para estar listo para semejante invitación! ¡Menudo idiota!
La venda le arrebató la vista por completo, pero podía oír los sonidos de Ava quitándose la ropa y luego los sorbos que hacía al cubrirse el cuerpo con la miel, tal como había dicho. Sonrió; la lamería por todo el cuerpo si tenía que encontrarlo, después de todo, era un lobo.
Ella se sienta en la mesa frente a él, apoyando las piernas sobre sus hombros. Lucas quizá no pueda verla, pero conoce su cuerpo a la perfección. Recorre sus piernas con las manos y la acerca más al cuerpo; puede olerla. Su aroma es dulce, embriagador, y la miel solo intensifica su necesidad. Necesita saborearla, siempre lo ha anhelado, y por mucho que la tenga, nunca parece ser suficiente. Empieza a besarle la cara interna del muslo; le hace cosquillas y Ava empieza a reír, su cuerpo se retuerce. Con firmeza, la agarra por los muslos.
"Relájate preciosa, déjame saborearte, déjame saborear esa miel tuya".
A