Vivian y Ria entraron en la habitación de Lucas y se arrodillaron de inmediato. Lo único que podían pedir era que nada le pasara a la compañera del amo. Si no, estaban muertas.

Ria se giró y le dio una bofetada a Vivian tan pronto como sus rodillas tocaron el suelo frío y duro.

Vivian se acarició las mejillas y, sin siquiera preguntarse por qué hizo lo que hizo, se frotó la cara tres veces más que Ria, y así fue como estalló la pelea entre las dos mujeres. Para cuando Lucas entró, las dos casi se habían arrancado la ropa por completo, mordiéndose y tirando del pelo con tanta fuerza que la otra chilló.

Los dos se detuvieron jadeando inmediatamente cuando lo vieron.

—Mírense. No tienen vergüenza —gruñó Lucas—. Siguen luchando incluso después de todo lo que ha pasado. A ninguno le ha importado la mujer que casi matan.

—Sí me importó, amo, lo juro —lo persuadió Ria—. Fue Vivian quien me convenció de todo. No tenía ninguna mala intención para Ava desde el principio.

—Miente, amo. No hice n