Capítulo 32

¡Uf, uf, uf! ¡Uf, uf, uf!

Ava podía oír el sonido de su propia boca tosiendo agua, estaba consciente de nuevo pero estaba débil, tan débil que le costó mucho esfuerzo abrir los ojos, pero los abrió de todos modos porque quería ver quién era; el que la había sacado del agua, y el mismo que la había resucitado con su aliento. Sabía que era la misma persona porque tenía el mismo olor, ese aroma inconfundible, ese aroma del que nunca se había cansado. Ya sabía quién era la persona que la había salvado, pero quería verlo con sus propios ojos para que la imagen permaneciera para siempre en su cabeza, y al abrirlos, no vio esos fríos ojos azul oscuro que siempre había visto antes. En cambio, estos ojos eran más cálidos, eran ojos que mostraban amor, que mostraban cuidado, que mostraban preocupación. También vio algo inconfundible en esos ojos; miedo. Pero ¿por qué tenía miedo? ¿De qué tenía miedo? ¿Era el miedo a lo que acababa de pasar? ¿El miedo a perderla? ¿O el miedo a perder su vida? Si
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