—Tengo curiosidad —se sonrojó mientras él la recostaba suavemente en la cama—. ¿Qué es este segundo regalo tuyo?
Lucas se sentó a su lado y tomó su mano, presionando el dorso de su palma contra sus labios.
“¿Recuerdas cómo empezó todo hace un año por estas fechas?”
¿Cómo podría olvidarlo? ¿El día que nos apareamos por primera vez?
Lentamente comenzó a desvestirla, y al estrecharla entre sus brazos, una descarga de adrenalina la recorrió por todo el cuerpo. Aunque solo hubieran pasado horas, extrañaba el contacto con su pareja. La forma en que su voz le provocaba escalofríos, la forma en que su tacto le ponía la piel de gallina, la forma en que su aliento cálido le acariciaba la piel, la forma en que su boca y su lengua dejaban calor dondequiera que la tocaban.
Ella le sujetó el rostro con ambas manos, bajando la boca para envolverlo con sus labios; el beso fue firme y tierno a la vez, luego su exquisita lengua separó sus labios, buscando los suyos. Cada movimiento de sus labios y leng