Kadet Kravec
Cuando Fany salió de su edifico con el corto vestido negro y con las piernas totalmente expuestas mostrando su curvilínea figura solo quise meterla en mi auto y llevarla a mi casa y no precisamente para dialogar.
Quería hacer con ella mucho más que solo llevarla a bailar en esos momentos.
Jesucristo, la mujer era una belleza y una tentación peor de lo que había creído.
Desde el momento en que se subió a mi auto parecía un cervatillo asustado y fuera de lugar. Pero cuando llegamos al club eso se duplicó y estaba más tiesa que un palo sentada en aquel enorme sofá que parecía tragársela, pero su piel hacía que fueran visible a cualquier ojo gracias a su tez clara.
La opción más viable para sacarla de su base era el alcohol y aunque eso no me permitiría follarla esa noche si lo llegaba a desear, prefería que disfrutara la noche a que la pasara mal y luego la empujara a su lujuria para ver que tan lejos podría llegar.
Claramente había funcionado, porque la mujer se movía alred