Me adentré en el mar de gente para caminar rápidamente hacia el interior de la casa, temblaba mientras caminaba y me imaginaba los peores escenarios de lo que podría haber pasado entre Lina y Adler. Sí bien, yo no sé absolutamente nada de él y como quiso robarme a lo mejor a ella también. ¿Qué son todos esos golpes que tiene? ¿Es un pandillero o qué?
Pensaba que a lo mejor él la quiso violar y ella se encerró en la habitación, a lo mejor la quiere matar. Así y un millón más de pensamiento desagradables hacía él, por tener una cara muy bonita podría pasar desapercibido en ser un psicópata, un sociópata, un violador, pervertido y millones de cosas más que podría llegar a ser el humano.
Estaba muerta del miedo, temía por su vida y por la mía.
La gente estaba muy amontonada, por lo que me costaba cruzar entre ellos. Recibí un toque en mi trasero de algún estúpido.
— ¿A dónde vas preciosa? —preguntó uno tomándome de la cintura.
— ¡Suéltame, idiota! —Y me removí para poder salirme de es