—Lo sé.
Respondió Carlos, su bello rostro adoptando un semblante serio. —Bella, te prometí que no dejaría que mi hermano te buscara, y no lo he cumplido.
»Y también te he engañado intencionadamente al hacer que su relación contigo pareciera confusa, lo que ha llevado a que te tengan una mala impresión. Todo esto ha sido un error mío.
Carlos dijo: —Lamento que hayas tenido que sufrir por esto. Mientras no resuelva los problemas con mi familia, no te volveré a pedir una oportunidad.
»Bella, está bien que no aceptes mis sentimientos, pero no te apresures a sacarme de tu vida, ¿de acuerdo?
La expresión de Carlos era demasiado seria, y su voz clara llevaba un toque de súplica. Bella sintió una punzada de compasión en su corazón.
—Seguimos siendo amigos, ¿verdad? ¿Por qué ibas a eliminarme? —dijo, intentando sonar despreocupada.
Al escucharla, Carlos también cambió a una expresión más ligera. —No quería que te sintieras presionada. Pensé que, si no me veías, sería más fácil para ti.
Sin emba