Pedro tampoco entendía por qué Bella estaba tan indiferente a él.
Obviamente, ella lo ama, pero simplemente se niega a dejar ir los problemas en su corazón.
—Hermano Pedro, ¿Bella quiere divorciarse de ti?
—preguntó Manuel con precaución.
Antes de llamar a la puerta, escuchó que Bella dijo: —No quiero perder ni un día en el divorcio.
Manuel también quedó sorprendido. Bella estaba dispuesta a arriesgar su propia seguridad por Pedro, pero se negaba a reconciliarse.
Pedro, con una expresión aún más sombría, respondió: —No es que no pueda vivir sin ella. Si ella insiste en divorciarse, no la obligaré a quedarse.
—¿De verdad? —Manuel no creía del todo— Hermano Pedro, no digas con enojo. Bella es hermosa, tiene personalidad y toca la batería tan bien. Es normal que no quieras perderla.
—Hace dos días te lo dije, ¿has incluido en tus planes sacar a Bella a pasear? —continuó Manuel.
Al mencionar esto, Pedro se puso aún más molesto: —La empresa va a Lago Nube a hacer una actividad pasado mañana