"El baño está en la habitación. Déjame enseñarte dónde está".
Glenna la condujo a la habitación y le consiguió algo de ropa. Una vez cerrada la puerta, Deirdre cerró los ojos y respiró hondo varias veces.
Las cosas que habían sucedido hacía dos horas seguían reproduciéndose vívidamente en su cabeza. Nunca olvidaría lo que habían hecho aquellas personas y todo volvería a atormentarla como una pesadilla cuando durmiera por la noche.
Se le revolvió el estómago mientras abría la ducha con dedos temblorosos. Se quitó la ropa y tenía los hombros llenos de heridas por haber luchado para liberarse en aquel momento. Se metió bajo la ducha y empezó a lavarse el cuerpo.
Siguió frotándose el cuerpo y no paró hasta que su piel se puso roja. Luego, se puso la ropa que Glenna le había dado.
Cuando salió del baño, Glenna estaba hablando con alguien por teléfono. Miró a Deirdre nada más salir del baño y exclamó: "¡Dios mío, Deirdre, qué bien te queda este pijama! ¿Cómo puedes estar tan guapa con