"Tu teléfono, alguien te llamó antes".
Al oír la respuesta, el rostro de Deirdre, que estaba ruborizado por el calor, palideció al instante.
"¿Quién?".
Kyran no contestó, sino que se acercó a ella paso a paso.
Antes de que Deirdre pudiera volver a hablar, Kyran le quitó la toalla de la mano y le acarició suavemente el pelo. Sus movimientos eran infinitamente suaves, pero la presión del aire a su alrededor era inexplicablemente sofocante.
Deirdre apretó los puños con fuerza y le sudaban las palmas de las manos. Volvió a preguntar: "¿Quién llamó?".
Kyran detuvo por fin sus movimientos. Con el rostro inesperadamente frío, sacó su teléfono y tecleó: "¿Quién crees que puede ser?".
Deirdre tragó saliva. No se le ocurría nadie más aparte de Toby, pero no sabía qué habían dicho por teléfono y por qué Kyran estaba de mal humor.
"¿E-Era Toby?".
Kyran respondió con un sentimiento sofisticado en los ojos: "Sí, era él".
Como era de esperar...
Deirdre se sintió incómoda.
Kyran preguntó: