Capítulo 118
El silencio en la cabaña era abrumador. Solo se oía la respiración entrecortada de Amanda mientras se arreglaba la ropa con manos temblorosas. Cada movimiento suyo era un intento de recuperar el control, de volver a ponerse la coraza que tanto le había costado construir desde que Brandon salió de su vida. Sin embargo, ahora sentía que esa coraza se había resquebrajado por completo.
Brandon la observaba en silencio, desde la penumbra de una esquina. No decía nada, no se movía, solo la miraba, como si memorizara cada gesto, cada movimiento torpe con el que ella intentaba cubrir la vulnerabilidad que acababa de mostrarle. Amanda no lo miraba. Mantenía la vista fija en el suelo, en sus propios zapatos, en cualquier cosa que no fuera él.
–¿Por qué me evitas? –preguntó Brandon al fin, con voz baja, cansada, pero cargada de una ansiedad contenida que no sabía cómo disimular.
Amanda cerró los ojos por un segundo, intentando juntar el valor para hablar. Luego, sin mirarlo, le dijo