23. Madre naturaleza

ALISA

Alisa abrió los ojos un poco confundida hasta que recordó el lugar en el que estaba y sintió los brazos de Vilkank rodeando su cuerpo, aunque no fue lo único que sintió. Sus mejillas se llenaron de calor y el deseo la alcanzó tan rápido como una llamarada que la consumía, podía sentir la dureza de Vilkank contra sus glúteos, era grande y grueso, se sentía tan bien que no podía dejar de moverse solo para comprobar que lo que sentía era él. Gimió con suavidad cuando él la apretó contra su cuerpo en un ademán deseoso, pero se detuvo cuando comprendió que Vilkank estaba dormido, se sentía como aprovecharse.

Se volteó con una sonrisa y observó la dureza que apenas era contenida por la parte inferior del traje de camuflaje, ellos se había acostado intentando ponerse lo más c&oac

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