El hombre permaneció inmóvil, apretando los puños con fuerza, la ira surgía en su corazón y sus ojos se llenaban de ferocidad.
Después de que Astrid y Jared se fueron, al llegar a la recepción perdieron interés en la fiesta.
—Jared, lamento lo que sucedió hace un momento. No tenía por qué involucrarte en mis problemas. Te invitaré a cenar para disculparme. Sonrió impotente.
La mirada de Jared se llenó de angustia. — No seas tonta, úsame todo lo que quieras.
—Dices que soy tonta y tú eres el tonto que me pide que lo utilice de escudo, para enfrentar a mi exmarido. — se apoyó contra la pared y miro la hora — He logrado mi tarea de hoy, me presente en el banquete y estoy segura de que se comunicaran conmigo pronto. Es hora de irse a casa, llamaré a mi asistente. Jared, nos vemos para esa cena pendiente.
—No, déjame llevarte a casa.
El corazón de Astrid se conmovió y sacudió la cabeza con impotencia.
—Sería arriesgado que los periodistas me vieran, es mi primer día desde que regrese a Lon