Llegaron justo a tiempo a la escuela, donde se podía ver a todos los niños empezar a salir de sus salones y correr para jugar con sus nuevos amigos.
Después de estacionar el auto se bajaron para ir a buscar al menor, al llegar y pedirle a la maestra que cuidaba la reja para que lo llamaran mientras esperaban vieron que él estaba muy risueño corriendo y jugando al lado de Jimmy y otros niños.
- ¡Eduard! – se escuchó el llamado de la maestra - ¡ven, tus papas ya están aquí!
- Si – dijo corriendo – bye bye.
- Bye Ed – dijeron los niños riendo.
El pequeño pelinegro corrió hasta la maestra y se despidió de la maestra antes de correr y abrazar a su mamá, quien correspondió el gesto y empezo a llenarlo de mimos.
- Hola mami, papi, Vale.
- Ah… - saludó la menor moviendo sus manitas desde los brazos de su papá.
- ¿Como te fue? – pregunto Víctor acariciando los cabellos de su hijo.
- Bien, me divertí mucho – exclamó feliz.
- Eso es genial – dijo ella tomándola de la mano para empezar a caminar