Marcelo terminó su clase y volvió a la oficina, solo entonces vio el agradecimiento de Cira.
Además del agradecimiento, ella le había enviado una foto de una planta verde junto a la ventana, comentando qué tan agradable era la luz del sol.
Él sonrió levemente: —¿Eso es menta? ¿Cómo se te ocurrió plantar menta?
Cira: —Es bastante fácil de mantener, y si necesitas condimento, simplemente arrancas una hoja. Es bonita, sabrosa y huele bien.
Marcelo no pudo evitar sonreír: —Gracias, me has convencido. Compraré una para casa.
—No hace falta comprar, esta planta es muy resistente, te puedo dar algunas, y pronto tendrás una maceta llena.
A partir de estos dos comentarios de Cira, Marcelo sintió que ella estaba de buen humor.
Pensó por un momento y respondió: —¿Qué? ¿Una bebida realmente te animó tanto?
Cira sonrió levemente: —No es eso, solo quería decirte que ya no necesitas preguntar a tus colegas de la facultad de medicina.
—¿Por qué?
—Carlos intervino, me ayudó a solucionar las cosas con e