Capítulo 33. Caza en la niebla.
Capítulo 33. Caza en la niebla
Me desperté con una presión en el pecho que no sabía explicar. Esta vez no era por ñas pesadillas y tampoco por las voces, era algo más físico, como si mi cuerpo se preparara para algo. En la calle, la niebla cubría el pueblo y el bosque como una manta pesada. No se veía a más alla de unos pocos metros.
Intenté concentrarme en la rutina de siempre: lavarme la cara, preparar café, revisar mentalmente lo que tenía que hacer en la cafetería. Pero esa sensación no se iba. Iría estaba inquieta, lo notaba. Respiraba dentro de mí como si también esperara algo.
"—¿Qué es lo que pasa?"
No me contestó y eso me puso más nerviosa que si hubiera gruñido.
Decidí salir antes de la hora. No podía quedarme encerrada, sentía que tenía que moverme. Caminé hacia el bosque con rapidez. La niebla se hacía más espesa cuanto más me alejaba del pueblo. El aire era húmedo, helado, y se pegaba a la piel.
No tardé en escuchar los ruidos. Primero un crujido de ramas, después