Capítulo 133. Susurros en el bosque

El invierno había llegado a la montaña, tiñendo los árboles de blanco y haciendo que el aire fuera cortante. La cabaña se cubría de escarcha por fuera, mientras dentro el calor de la chimenea apenas bastaba para mantener el hogar habitable. Pero fuera del abrigo, en el bosque cercano, algo parecía despertar.

Aquella mañana, Aylin había decidido mantener ocupados a los niños dentro de casa. El fuego chispeaba suavemente en la chimenea mientras ella extendía sobre la mesa una libreta, un par de lápices y unas hojas que había logrado rescatar del último viaje al pueblo.

—Vamos, pequeños genios —dijo con una sonrisa cansada pero dulce—. Hoy toca repasar números y escritura. Si seguimos encerrados por la nieve, al menos saldremos más sabios.

Ian, con los codos sobre la mesa, hizo una mueca exagerada.

—¿Otra vez los números? Ya me los sé todos, mamá.

—¿Ah, sí? —replicó Aylin con una ceja alzada—. Entonces dime… ¿qué viene después del ciento treinta y cua