Durante la clase, Camila no tuvo la oportunidad de escribirle a Luka y ese día él no asistía a la universidad, así que se le ocurrió que luego de la cena con Adrián, podría irse a un hotel. Tenía el dinero suficiente para pagar por una semana por lo menos. A las 7:00 p.m. salió de la universidad y se detuvo en seco al ver al otro lado de la calle a Adrián sentado sobre su moto. Le sonrió al verla y ella hizo lo mismo.
—Vaya, la cena incluye transporte —exclamó al acercarse.
—Por supuesto, mi fiel corcel nos llevará a nuestro destino.
—Y ¿se puede saber a dónde vamos?
—A un lugar hermoso.
—Cuánta exactitud, Adrián —se burló.
Dejó ver sus dientes perfectos otra vez.
—Suba a mi carruaje, bella dama. Prometo que le gustará el lugar.