Por Denis
Nos dormimos cuando los rayos del sol entraban por la ventana.
Abrazados con el calor de nuestros cuerpos acompañándonos.
Me despertó con café y unas tortitas recién hechas.
-No te entusiasmes, no sé cocinar, lo hizo la señora que cocina y limpia.
-¿Vive acá?
Le pregunto porque la noche anterior no vi a nadie.
-Sí, en un costado del parque está la casa de los caseros, es un matrimonio, él se hace cargo del mantenimiento y ella de la comida y también viven allí, tres mucamas más.
-¿Nos habrán escuchado?
-No, es otra casa y de noche, salvo que los llame, no vienen a la casa, por eso tengo la alarma.
Di vueltas, le quería preguntar si no iban de noche porque él llevaba muchas chicas, no sabía que me iba a contestar, pero estaba segura que su respuesta no me iba a gustar porque supongo que sí, que llevaba a cada rato a una mujer distinta.
-¿Qué estás pensando?
-Nada.
Le digo bajando la cabeza.
No sé dónde quedó mi seguridad y mi orgullo.
-Me parece que estás pensando algo que no