Por Leonardo
Cuando entramos al solarium pretendieron pararnos dos guardias de seguridad, los ignoramos y seguimos adelante, somos dos prepotentes, lo sé.
Ahí estaban, tomando sol, tranquilamente.
Eran dos Diosas, muchos de los hombres las estaban observando.
Nos acercamos a paso rápido y seguro.
Nos dimos cuenta que al lado de Angy hay un tipo, que se inclina para hablarle.
Javier se apura, estaba indignado, yo en un momento giré la cabeza y veo caminar a Giorgio, con dos vasos de jugos, espero que no sea alcohol, hacia mi esposa.
Mi sangre hierve y no estoy seguro de poder razonar con racionalidad.
Llegamos antes que él.
-Denis.
-Angy.
Las chicas pegaron un salto.
-¿Cómo nos encontraron?
Nos preguntan asombradas, cuándo no se preocuparon en esconder su rastro.
-¿Gastan 4 millones de dólares en Paris, con las tarjetas corporativas y piensan que no las vamos a encontrar?
Les digo yo.
-Ya mismo se vuelven con nosotros.
Javier es un hombre tranquilo, creo que hasta más q