DIEGO
Llegué a casa, sumamente molesto, arrojé mi maletín en la cama, mientras ella atendia una llamada.
La miré fijamente, ¡Dios! porque tenia que ser tan jodidamente hermosa, eso hacía todo más difícil, terminó y se giró hacia mi.
- ¿Vas a decirme quien es el imbécil que contestó tu teléfono? - le reclamé.
Daba vueltas por la habitación cómo bestia enjaulada, mientras esperaba mi respuesta.
- ¿Ahora tengo que justificarme ante ti por mi trabajo? ¿o con quien lo hago?
- ¡¡Te pregunté quien contestó tu jodido teléfono Ava!! y espero una maldita respuesta - grité.- no creo que sea tan difícil responder a eso.
La vi cerrarse, no queria hablar, ya se habia enfurecido.
- ¡No te importa! no voy a decirte nada.
- Mañana no vas a ir a trabajar, ¿entendiste? te quiero aquí en casa y mas te vale que. . .
- ¿Qué? hablas con la persona equivocada, cariño, quien te crees que eres para mantenerme aquí?
- ¡Solo soy tu esposo mi amor!¿!o ya lo olvidaste!?
- Pues es que últimamente mi espos