DIEGO
Hernán comenzó a mover el auto en la via de forma errática, pasando de un carril a otro, tuve que sujetarme fuerte para no golpearme, a pesar de traer puesto el cinturón de seguridad.
- ¿Que pasa?- le grité.
- Nos siguen, señor, estoy tratando de perderlos.
Hernán era un ex militar, y era uno de los mejores guardaespaldas que mi padre había contratado, estaba siempre listo para este tipo de situaciones.
- Solo un poco más y los perderemos.
Volteaba hacia atrás, un vehículo con cristales tintados nos alcanzó e intentó sacarnos del camino, pero Hernán fue más listo, frenó, haciendo que el otro auto pasara de largo, pero al hacerlo terminanos chocando contra un contenedor de basura y nos golpeamos muy fuerte.
- ¿Estás bien Hernán? - solo que no respondia.- ¡¡Hernán!!
Salí como pude del auto, tomé el teléfono para hacer una llamada y me di cuenta de que estaba inservible.
Me invadió la incertidumbre, me escondí detras del auto, y abrí la puerta del copiloto.
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