—Hace un rato, la tenemos encerrada —responde.
—¿Y hasta hora es que me avisan? —indaga molesto.
—Señor...
—Cállate, déjalo así. Marcus camina —me dice.
Yo sigo en silencio, y así nos dirigimos hasta un cuarto donde hay dos guardias custodiando la puerta.
Pero se hacen a un lado cuando nos ven, abren la puerta y con el corazón acelerado ingreso detrás de Brian.
—¿Pero qué demonios...? —exclama Brian.
Busco identificar a la mujer de inmediato, y el alivio se extiende por mi ser cuando descubro que no se trata de Gen. Pero ese alivio se transforma en sorpresa cuando, la chica de cabellos negros levanta la cabeza y sus ojos conectan con los míos.
—¿Michelle? —abro los ojos, visiblemente conmocionado.
Tiene la cara un poco hinchada, su labio está reventado y su ojo izquierdo está tornándose de un color violeta.
—Tú eres la perra que me ha estado jodiendo la vida —es