**Bruno Bergmann**
—Si soy el invitado me supongo que tú pagas la cena — le digo mientras entramos al restaurante.
—No tengo problema — la ayudo a tomar asiento.
—Pero como soy un caballero no permitiré eso — beso su mano — Jamás lo permitiría — tomo asiento yo.
—A mí no me molestaría pagar la cuenta hoy o en algún otro momento, el hecho de que no la canceles tú no quiere decir que dejarás de ser un Caballero — le sonrío.
—Lo sé, pero en nuestra primera cena no permitiré eso — estoy contento por esta noche.
—¿Qué pediremos para cenar? — abro la carta sin dejar de mirar.
—Amaral a la cama bañada en sirope de chocolate — lo digo con mucho apetito.
—Y con algunas frambuesas encima, eso le daría un toque