NOA
Se me cae la taza de leche al suelo.
- ¡Joder! ¿Es que hoy no me va a salir nada bien? – suspiro con pesadez. En que iba de mañana ya me había tropezado, se me había roto la alcachofa y ahora esto.
Después de lo de anoche no conseguí pegar ojo. El pelinegro se aprovechó de la situación y el muy cabrón me dejó sin terminar. Recojo con cuidado la tacita y cojo la fregona del almacén para limpiar el suelo.
Voy a la habitación para ponerme la ropa de equitación e ir a ver a mi frisón. Contaba con Adrien que me dijo que iba ir más temprano para echar un vistazo y que todo estuviese bien.
Me miro en el espejo de cuerpo entero que tengo en las puertas del armario. Miro mi piel desnuda y recuerdo cuando Alex me besó, instintivamente la toco y una corriente eléctrica atraviesa mi cuerpo. Sacudo la cabeza en un intento de sacarme esos hechos de mi cabeza.
- No. Basta, Noa – me digo en voz alta para mentalizarme. – Hoy vas a quedar con un chi