Manejo directamente y sin paradas al lugar, es donde a lo lejos las veo y estaciono el auto para acercarme a ellas de prisa. La ropa que tiene puesta no es la misma de ayer, ahora tiene una camisa blanca y un pantalón corto. Lo más que llama mi atención es la forma en que está amarrada. Las sogas están cruzadas a su pecho y brazos, sus senos están bastante ajustados con eso, tanto que sobresalen entre las divisiones de las sogas. Sin contar que sus manos están atadas a la espalda.
—¿Qué tipo de amarre es ese? ¿Era así de necesario amarrarla? ¿Tanta resistencia puso?
—Oh, sí, mucha resistencia — contesta agitada.
—Eres una desvergonzada, mamá. No voy a perdonarte esto.
—No te estoy pidiendo disculpas, mocosa.
—Quítame esto, Steven.
—No lo hagas o vas a arrepentirte. Créeme, ya conozco a mi h