53 - Secuestrados.
El aire en la oficina de Brianna estaba cargado de deseo, la tensión entre ella y Maximiliam crecía con cada segundo. Él la había levantado sobre el escritorio, sus cuerpos fundidos en una mezcla de amor y pasión. Brianna, entregada al momento, apenas podía contener el suspiro que se le escapaba mientras él la besaba con hambre, como si el tiempo se hubiera detenido y no existiera nada más que ellos dos.
— No sabes cuánto te deseo — susurró Maximiliam, sus manos recorriendo su piel con una familiaridad ansiosa.
— Lo sé — respondió ella, apenas audible, correspondiendo el beso con la misma intensidad.
Pero entonces, la puerta de la oficina resonó con un golpe fuerte e insistente, interrumpiendo el momento.
— ¡Estamos en una reunión! — gritó Maximiliam, su voz cargada de frustración.
Brianna no pudo evitar reírse, el sonido ligero de su risa rompía la seriedad del ambiente, y Maximiliam, con una sonrisa traviesa, la silenciaba con otro beso, decidido a ignorar la interrupción. Sin embar