17. Alena

Cierro los ojos y espero el golpe, pero nunca llega. Al abrirlos, él me está mirando, y tengo que resistir el odioso impulso de consolarlo, ya no podía hacer nada más por él.

  —  Dímelo, Alena...por favor — pregunta, su voz es un susurro, está intentando manipularme, es el mismo truco de siempre, ojos tristes y expresión dolida, pero Scott era un sociópata siempre lo había sido, y cuando me niego a responder, grita — MADITA SEA ¡DIMELO! ¡DIME DONDE ESTÁN!

—  No lo sé — miento, no tengo que fingir el cansancio en mi voz, estoy cansada, llevo años estándolo &md

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