5. Scott

que había decepción en su rostro.

Pero mi teléfono se enciende con un mensaje de Luke y sé que debo volver a los negocios lo antes posible, así que me pongo mi traje y miro a Talia antes de decidir si llevarla o no. Finalmente decido dejarla en la habitación, podría ser un riesgo para ambos el ser vista en mis bares, así que me encuentro a solas con Luke en la barra, mi amigo luce fresco y por la sonrisa lasciva en su rostro sé que las cosas acabaron bien con las chicas de antes.

Realmente no me gusta demasiado el asunto de follar a prostitutas, demasiadas cosas en sus vaginas, pero a Luke le importa una m****a. Así que consiguió que un grupo de chicas en el bar se interesaran lo suficiente por los dos como para conseguirnos una buena follada.

A pesar de que muchas mujeres se sienten demasiado incomodas con mi cicatriz como para besarme o tomar la delantera, el saber que soy el dueño y verme desde el perfil derecho o sonreír suele ayudarme a llevarlas a la cama.

¿El problema? Mi polla no está colaborando este último par de días. Consigo erecciones, pero no llegar al final a no ser que tenga ayuda de mi mano o la idea de follar a la pequeña cosa pelirroja en mi habitación, tal vez solo sea la cirugía.

Luke me tiende una copa de Wiskey

— ¿Ya sabes qué hacer con el asunto de Saltsman? — pregunta tomando un trago

— No, pero tengo que recuperar a una de las chicas de la subasta — lo haría por Talia, aunque era un riesgo que tomaría si realmente conseguía que Saltsman se convirtiera en un socio más cercano...justo como ordenó Vladimir, acércate al hombre y luego mátalo, claro…como si yo no tuviera suficiente con querer robarle su mercancía.

— ¿Enserio vas a hacer eso? — pregunta — amigo, te digo que hay algo raro entre Vlad y Saltsman — insiste — Ha estado alardeando de lo que adquirió

— Lo sé, pero esto es personal, Vlad y Saltsman tienen sus tratos, sabes que intento no meterme — le recuerdo, pero él se limita a suspirar, a diferencia de mí, Luke considera que deberíamos sacar provecho de la droga y abrir un prostíbulo con todas las chicas en lugar de gastar dinero y enviarlas lejos.

— ¿Qué hay de la pelirroja? — pregunta con curiosidad — No sueles tenerlas tanto tiempo

— Sabes que no juego a eso — me quejo, aunque todos piensen lo contrario, es parte de mi reputación.

— No te culparía hermano, es de las que dan pelea — se mofa, señalando los rasguños que ella le había hecho

— Sí, una completa buscona — murmuro, pensando en toda la m****a en la que está metida y que obviamente está intentando ocultar de mí.

— Nuestra mercancía llegó — ambos dejamos nuestros vasos en la barra antes de ir entre las personas bailando y riendo para llegar hasta la entrada, donde Dee y Dum escoltan sin demasiado disimulo a un hombre corpulento de aspecto pulcro, uñas perfectamente cortadas y cabello grasiento peinado hacia atrás, camisa desabotonada arriba y con un maletín de cuero en la mano.

— Diablo, un placer conocerte — dice sonriendo y enseñando sus dientes blancos y brillantes — He escuchado mucho de ti

— Pasemos a mi oficina — me limito a decir antes de darle la espalda y hacer una seña a Luke para que cierre, este era uno de los encargos de mi tío Vlad, y realmente quería terminar con esto esta noche

— ¿Tienes el dinero? — me pregunta en cuanto la puerta se cierra tras nosotros, enciendo las luces y antes de que pueda notarlo me doy la vuelta y lavo mi puño directo en su rostro, enviándolo de espaldas contra los brazos de Luke, quien lo deja caer en una silla mientras Dee y Dum bloquean la puerta, hago una mueca al sentir el dolor en mis nudillos

— a Vladimir no le gustan los soplones — gruño cruzándome de brazos mientras Luke se encarga de atarlo — ¿Sabes lo que hacemos con los soplones?

— No hice nada — escupe, su nariz en un ángulo extraño y rostro pálido — Lo juro, solo eran negocios, Saltsman pagó por información y se la di

— No solo puedes traicionar a Vladimir y salirte con la tuya — gruño haciéndole una señal a Luke para que me deje a solas

Una vez que estoy a solas con el hombre, me tomo mi tiempo, Vladimir quiere que consiga las direcciones de los lugares donde se lavaba la droga y los nombres de sus repartidores. Ser el que se encarga de las torturas no es precisamente algo de lo que estoy orgulloso, pero es mi trabajo, así que me saco la camisa para evitar otra escena como la del baño y me pongo a ello.

Una vez que tengo los nombres y direcciones, me tomo un descanso, principalmente porque el sujeto está inconsciente y mis nudillos duelen, así que llamo a Vladimir antes de continuar.

— Sobrino — responde

— Tengo a tu hombre — digo sirviéndome un trago de Vodka — ¿Necesitas algo más antes de que me deshaga de él?

— No, envíame su cabeza con Luke, tengo cosas que habar con el muchacho — pide, lo que definitivamente está fuera de lugar

— ¿Luke? ¿Desde cuando tienes negocios con él? — pregunto, Vlad ríe antes de colgar, lo que no sería extraño siempre que no estuviera evadiendo una pregunta directa, Luke y él nunca se han visto en persona, lo que es demasiado sospechoso para mi gusto.

Suspirando me pongo de pie y arrojo el teléfono el escritorio antes de tomar mi navaja, tenía que llevar a este idiota al sótano para que los chicos se hicieran cargo y poder deshacerme de él. Peo justo cuando estoy asegurándome de que siga inconsciente la puerta se abre, revelando a una muy cabreada Taliana

— ...si se me da la...— se detiene y abre los ojos de par en par — Oh por Dios

Lo siguiente que sé es que está gritando y pidiendo ayuda en su camino a la salida, maldigo antes de ir por ella, pero Dee se interpone en su camino y la atrapa fácilmente

— Déjame ir — grita pataleando — No diré nada, lo prometo, déjame ir — ruega luciendo aterrada

— ¿Qué haces fuera de la habitación? — pregunto molesto, Luke se ríe antes de tomar la nava de mi mano y con Dum cerrar la puerta de mi oficina, donde ellos terminarían el trabajo.

— Eres un maldito psicópata — grita, Dee la pone en el suelo con muy poca delicadeza, por lo que tomo la oportunidad para cargarla sobre mi hombro, sus puños clavándose en mi espalda con furia — No soy tu puta rehén, déjame ir

Agradezco que el local está cerrado o realmente podría hacer causado un problema mayor, por lo que la llevo hasta la habitación y la arrojo en la cama, cabreado como la m****a, y no estoy demasiado segura si es por su estúpida escapada o porque realmente me ha visto a punto de matar a un hombre y ahora hay miedo en su mirada.

— ¿Qué m****a hacías fuera de la habitación? — pregunto de nuevo, ella se estremece

— Q-quiero ir a casa — murmura mirando fijamente mis manos ensangrentadas — forcé la cerradura para pedirte dinero — admite

— ¿Y creíste que era buena idea? — gruño — ¿Qué habrías hecho si no estuviera aquí? — pregunto — ¿Te das cuenta del riesgo que corres? ¿Cómo puedes ser tan estúpida? Me van a pagar por encontrarte y matarte, mujer ¿Realmente quieres correr el riesgo de hacerme enojar?

— Tu... ¿qué? — pregunta poniéndose pálida, sonrío satisfecho con su reacción

— Como escuchaste, ahora...dentro — lado señalando el baño, definitivamente encontraría una forma creativa de desquitarme por hacerme cabrear — Estamos llenos de sangre, preciosa, y tenemos que irnos, así que...

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