William la dejó salir primero y comenzó a caminar hacia un pasillo, lejos del lobby del hotel. Y ella, sin darse cuenta, lo estaba siguiendo.
- ¿A dónde vamos? William, ¿de qué quieres hablar? – Él iba observando las puertas y se detuvo frente a una.
-Ven, entra – Le dijo mientras la abría.
Kathryn solo entró a la habitación oscura e inmediatamente se encendió la luz y oyó la puerta cerrarse detrás de ella.
Cuando se volteó William estaba recostado en la pared, mirándola.
- ¿Qué sucede? ¿Por qué nos metiste en el cuarto de la limpieza? –
- ¿Tanto te gusta? -
- ¿Qué? -
- ¿Tanto te gusta el tipo con el que estabas hablando? -
- ¿Quién? ¿George? ¿Para eso me trajiste aquí? –
William no dijo nada, solo se incorporó lentamente y mientras caminaba hacia ella se sacó el cuello clerical blanco y se lo puso en un bolsillo. Kathryn no se movió un centímetro de su lugar y lo observaba desafiante. El adoraba eso, adoraba que no estuviera dispuesta a retroceder; lo incitaba su actitud altanera.
Se