—Pero,¿Qué coño haces? —me quedé mirando como estúpida el auricular en mi mano y en la suya el cable roto que había impedido que hablara con mi amiga. Mi vista oscilaba entre ambos sitios.
—No quiero que hables con él —se apresuró a decir entre palabras cortadas y medio enredadas, dejando claro que mentía.
—¿Con quién no quieres que hable, Rodrigo?,y más interesante aún—me levanté y lo encaré —¿Quién te crees que eres para decidir con quien puedo, o no, hablar?, pero es que además, ¿Cómo coño te atreves a interrumpir mis llamadas de esa manera tan radical y hasta violenta... qué demonios te pasa?
Me quitó el aparato y lo soltó sobre la cama para abrazarme con euforia.
Tenía unos comportamientos tan extraño