Después que el conde Sergio y la condesa Alma, hablaron con la princesa Mia, dejando todo en claro, no quedaba ninguna duda al respecto.

Cuando se logran calmar, la princesa Mia se quedo mirando a un punto fijo, las lágrimas saliendo de sus ojos azules, la tristeza reflejada en su rostro.

La condesa Alma la abrazó fuerte entre sus brazos, las lágrimas rodando por sus mejillas le dice:

—”Mi pequeña Mía, perdóname por no haberme dado cuenta de todo el sufrimiento que te estaba ocasionando al querer separarte de nuestro pequeño Adrik.

No estés triste que me partes el corazón, ya se que cometí muchos errores, pienso corregir cada uno, vamos a salir adelante juntos.”—

La princesa Mía no reacciona, la condesa Alma empezó a buscar la forma de hacer que le responda, el conde Sergio interviene:

—”Pequeña Mía por favor reacciona, no te aisles de nosotros, estás débil para luchar, nunca más te dejaré sola, por favor contesta.”—

Los dos lloran por los errores cometidos, buscando la forma de que