POV: AARON
— ¿Yulli? ¡Haz algo! — El rugido reverberó por todo el templo, sacudiendo la estructura hasta sus cimientos. Las paredes comenzaron a resquebrajarse, y la estatua del altar mostró fisuras. La fuente central estalló, inundando el suelo con agua.
Me acerqué a la Lobita, con Rigan en mis brazos. Parecía reconocer el aroma de su madre, calmándose con un llanto bajo y débil. Lo coloqué delicadamente sobre su pecho, acariciando su cabello. Los latidos del corazón de Callie eran casi inaudibles, tan débiles y lentos que apenas se percibían.
— Pequeña, por favor, despierta… ¡No me hagas esto! — Susurré en su oído, besando su fría y húmeda mejilla. Hundí mi nariz en su cuello, intentando captar ese aroma que tanto me reconfortaba, pero casi había desaparecido.