Marie Moreau
Cuando se percata de la hora, son las ocho de la noche y todos los de su edificio se han marchado, dejándola sola con el vigilante, que le dice. — Eres igualita a tu papá. — Es uno de los empleados más antiguos de la empresa.
—Señor Miguel, no me di cuenta de la hora. — Me excuso.
—Dos gotas de agua. — Responde el, sonreímos cómplices, y me despido con una hasta mañana, —
—Saludos a su familia.— Termina el, enciendo el auto pensando que en dos meses obtengo mi emancipación completa de Mateo, solo me une a él , este matrimonio que para él, tal vez no valga nada. Pienso, mientras manejo hasta la casa.
Abro la puerta y me lo encuentro en el suelo, jugando con Camila y la niñera lo observa embelesada, se ve que ya esta flechada por él, lo ve de la misma manera que yo lo veo.
Carraspeo, para que se den cuenta que llegue.
— ¿Dónde carajos estaba? Me has tenido mortificado durante horas. — Me reclama mi esposo cambiando de actitud apenas me ve.
—No parece que hubieses estado pre