CALEB
—Cal… —me llama Caddie desde su posición en mi pecho. Sin levantar la mirada ni un segundo. — ¿Aún me odias por haberte ocultado la información de mi familia y por no haberte buscado antes? —pregunta en un susurro.
—La verdad… Es que es complicado. —admito con la voz quebrada.
— ¿Por qué?—pregunta rápidamente ella, frotando suavemente su mejilla contra mi pecho.
—Yo lo que más he resentido de tu actitud todo este tiempo, es el hecho de que me obligaste a estar sin ti. Que no estuvimos juntos… Además no puedo dejar de pensar en lo mucho que odiaba estar recordándote a cada rato. Eras como un castigo en mi mente. Un castigo porque mis sentimientos no cambiaban aun cuando mi propia mente sabía que me afectaban. —digo y me aclaro la garganta.
— ¿Soy un castigo para ti?—pregunta y es imposible que no suene dolida.
Me encojo de hombros.
—Es que me afectaba recordarte, que me afectaba recordar lo que habíamos logrado, lo que habíamos sentido juntos y que de pronto simplemente desaparec