Como siempre, Michaluz siempre sorprende a la familia Angelus. Y como prometió, las llevó a otro lugar especial (ya que el desayuno, en cierto modo, destruyó el ánimo con la envidiosa energía de Ellen y su hija Moara). Están sorprendidos por el lugar, sobre todo siendo su lugar favorito, el parque de la ciudad. Micha aparca el coche de forma misteriosa y a la vez contagiosa, y pacientemente los toma y camina por esa hierba verde, llena de árboles frutales, cielo abierto y gente divirtiéndose a su alrededor. Los lleva a un espacio libre junto al lago, para que por fin puedan desayunar en paz, donde les encantó esa sorpresa, ese lugar.
- No te cansas de hacer eso, ¿verdad Micha? – comenta Tamir
- Nunca. - respondió sonriendo
- ¡Me encantó tío, vamos a comer! – dice Sissi feliz
- Pero claro, tengo hambre. – Responde Michaluz
- ¡Señoritas! - dice Cortés
- ¡Gracias señor Odebrom! – Habla Tamir cortésmente.
- Gracias tio Micha- Imita a Sissi
- De nada. - respondió amablemente.
- ¿Podemos? -