Stefano luego de ayudar a bañar, y cambiar a la pequeña Lug, se recostó en la cama, con ella en su pecho, y con ellos Pierina.
Le leyó un cuento de princesas, mientras la pequeña cerraba sus ojitos y se dormía, y es que tenían una conección ya fuerte, que el tiempo no la destruiría jamás.
Pierina, acostada a su lado, tomó su móvil y como siempre, capturaba eso momentos memorables de padre e hija y por qué no, En familia.
La acomodaron en su cuna, besaron sus cachetes rosados y regordetes, ellos se giraron y se quedaron de frente, perdidos en sus miradas, ella con sus brazos rodeó la cintura de su hombres, y el acunó su rostro en sus manos, unieron sus labios en un beso, y en un susurro entre sus labios le dijo.
- Te amo... Te amo mi Pieri... eres el amor de mi vida, son el amor de mi vida, tú y nuestra hija.
Volvió a besar eses labios embriagadores, ella se habría para él, se dejaba explorar con esa lengua caliente, que le hacía sentir descargas de emociones que mojaba sus braga