—¿Eso crees? —dijo él, casi susurrando, su tono peligroso—. Claro que lo eres, Alicia. Siempre lo has sido. Y si crees que vas a escapar de mí tan fácil, te equivocas.
El último paso que dio lo colocó frente a ella, tan cerca que podría haberla tocado si lo deseaba. Alicia, aunque intentando manten