Capitulo 32
Los idiotas nunca cambian.
Al llegar nuevamente a la habitación, le arrebaté a Letwin la caja musical que seguía con su lento sonido del lago de los cisnes, y me puse de rodillas en la cama para examinar la caja con exagerada atención. Abrí la tapa, y la bailarina dio vueltas en su mismo eje.