No sé qué horas eran, el sol ingresaba por la ventana, Pomelo no estaba a mi lado, sin embargo, el brazo de mi Chocolate espeso me rodeaba la cintura, como pude me moví y ahora lo miraba de frente. —iban a hacer las doce del mediodía. Reparé a Yasar, era un negro atractivo, le acaricié la ceja. —Pero mírame, pues, como pendeja consintiéndolo.
—No vuelvas a llorar, Amira.
—Como… —señaló la cámara.
—Se me pasa rápido, no te preocupes.
—No había podido dormir desde que nos fuimos de viaje hasta ahora que lo hice desde las cinco y media. Desperté hace poco y me estaba quedando dormido de nuevo.
—¿Volviste a tomar tu pastilla?
—Tu aroma es mi pastilla. —Yo bien empendejada y ¿él me sale con estas?— Lamento no haberte llamado. Y no es excusa, pero Rosa me tenía tan enojado y no quería que se diera cuenta de ti. Si ha pasado días y noches enfrente de Yaro Segurity, solo para seguirme cuando me viera. Eso lo hace una mujer peligrosa.
—No te preocupes, lo de nosotros…
—Ni se te ocurra decir qu