Los días que faltaban para el regreso de Gabriella no fueron distintos en la vida de Fabrizio. Cuando tuvo la oportunidad de hablar con ella, no mencionó nada sobre las fotos que le mostró Nicola; se convenció a sí mismo de que era lo mejor, no quería parecer un novio posesivo y desconfiado, aunque por dentro estaba que moría. En sus conversaciones, ella sí hizo algunos comentarios sobre algunas salidas que hizo en compañía de Pierre por la ciudad; al escucharla, solo pensaba en aparecer por arte de magia en París y ser él quien recorra la ciudad con ella.
En París, Gabriella aprovechaba cada minuto de su estadía en el restaurante de Pierre. En varias ocasiones fue uno de sus chefs y sus creaciones fueron del agrado de los comensales. Pierre se portaba, como ella lo recordaba, el hombre que no deja que tu vida sea monótona. Ahora debía pensar bien si aceptaba la soc