Michael parecía tener todo bajo control al principio, pero ahora, quizá por la espera, su cara ya mostraba impaciencia y furia.
Al oírlo, lejos de ponerme triste, sentí un profundo alivio.
Le respondí, con un tono indiferente:
—Te lo dije desde el principio. A Mateo le gusta Camila, él me odia. En su corazón no hay lugar para mí. Esa foto que mencionas… seguro es de otra muchacha.
Después de todo, yo de verdad no recordaba nada de mi infancia relacionado con Mateo. Así que lo de la foto, seguro era un error.
Michael empezó a reírse:
—No te emociones tanto. Si él no viene, vas a morir tú sola, sin tu amado.
—No importa. Si matándome vas a dejar de sentirte como un fracasado, dale. Mátame.
La verdad es que sí temía por mi vida, muchísimo. Sobre todo ahora que estaba embarazada.
Pero también sabía que mientras más miedo mostrara, más lo disfrutaría él. Más cruel se volvería.
Así que hice todo lo posible por esconder mi miedo, fingir que no me importaba.
Como esperaba, Michael pareció empe