Acompaño a Pía a ver el avance de su vestido de novia y de paso ver el que llevaré yo a la fiesta de matrimonio. Pero primero, hay que ver a la novia.
-Hija, te ves tan hermosa… mi hijo se enamorará más de ti, si es que eso es posible – me acerco para abrazarla, ella comienza a llorar -. No, cariño, ¿dije algo malo?
-No… es que tengo miedo.
-¿De casarte? – se me hace un nudo en la garganta, ¿Pía se está arrepintiendo del matrimonio?
-¡No! Tengo miedo de verme mal con este vestido, que su hijo deje de quererme cuando mi panza crezca… son tantas cosas en tan poco tiempo.
-Pero para las mujeres, desde cierta edad el tiempo va en contra – me mira con tristeza -. Tú eres joven, puedes tener hijos, todos los que quieras de momento con Alex, algo que no todas pueden gozar con su amor.
-Lo siento tanto, señora…
-Jazmín, solo Jazmín ¿o acaso crees que olvidé nuestros juegos en el jardín de mis padres? – le acaricio la mejilla y ella sonríe -.